¿Qué esperar del 2023?

The Economist publicó una serie de artículos para que estemos preparados para el futuro inmediato. Están clasificados en distintos temas que van desde lo económico hasta la cultura.

Según el Editor, la pandemia fulminó un período que fue semiestable previo a la aparición del virus, y lo que hoy vivimos con posterioridad a la pandemia seguirá un tiempo más, creemos que el ejemplo más claro son la inflación y la guerra Rusa-Ucrania. 

El afán de destruir al individuo no cesará y seguirán manteniendo una zozobra mundial manipulando a las masas respecto a temas que generan temor, como los conflictos armados, salud, energía, economía y medio ambiente, entre otros. Veremos cómo los usarán para seguir concentrando poder en detrimento del Estado de Derecho y favorecer agendas e intereses oscuros y deshumanizantes.

De los artículos preparados por The Economist voy a centrar la atención en las 23 palabras que posiblemente resonarán más el año que viene. Sabemos que el lenguaje es una institución evolutiva, pero desde que Orwell acuñó el término neolengua (newspeaking) hoy en día sabemos que los ingenieros sociales utilizan la palabra en su interminable afán de moldear la sociedad a su gusto, aunque sea contrario a la naturaleza humana. 

El lenguaje es un instrumento para razonar, argumentar e intercambiar ideas sin violencia. Sirve para discernir, pero también para la cooperación y la colaboración a través de acuerdos voluntarios. Los regímenes que desprecian la libertad del ser humano no usan la lengua para convencer, sino para agredir; no es para educar, sino para adoctrinar; no para fomentar el pluralismo y la verdad, sino para la servidumbre y el engaño.

El control totalitario de la institucionalidad política y económica exige previamente la dominación social a través del lenguaje; es necesaria una única versión de la realidad que ridiculice, anule y convierta en absurdo el pensamiento antagónico. El lenguaje único se difunde desde el poder hacia abajo para vaciar de contenido cualquier opinión disidente, el fin es que exista una sola “verdad” expresada en la terminología y léxico oficial, en caso contrario prevalecen los descalificativos, la violencia y la confrontación.. El fin no es comunicar; es imponer.

Destaco los siguientes términos del listado desarrollado por ese medio: Hidrógeno azul, verde y marrón, responsabilidad extracontractual por emisión de gases; espacios para huir de altas temperaturas, combustible sintético y combustible electrónico (ecología); criptografía post-quantum (invulnerabilidad de las comunicaciones); realidad mixta que entrelaza la realidad aumentada con equipación verdadera (entretenimiento); passkeys biométricos que suplanten definitivamente las claves escritas (seguridad); escalada horizontal y vertical, armas nucleares tácticas, conflictos fríos (guerra); y otros relacionados con el ámbito laboral cuya traducción es incierta: Doughnut effect, TWaT city y Productivity paranoia. Solo el transcurso del tiempo nos dirá si estos términos formarán parte de la discusión en 2023. Leer.

Además de lo relacionado con el lenguaje, el año que viene seguiremos hablando sobre la inflación, geopolítica (China, Rusia y EEUU), la guerra en Ucrania, Criptomonedas y la vida post pandemia, entre otros temas que ya se están discutiendo diariamente. Realmente The Economist hizo un gran y valioso esfuerzo para exponer diversas aristas de la vida que nos podría esperar en el futuro inmediato. Leer.

Nota: para leer ese periódico es necesario realizar una fácil suscripción.

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