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Protegiendo el patrimonio 

Mancur Olson, el economista académico ya fallecido, delineó la tendencia desafortunada de los gobiernos que, en su búsqueda de votos, a menudo adoptan el comportamiento de “bandidos estacionarios”. Este comportamiento implica la extracción máxima de fondos de los contribuyentes, a través de una desalentadora voracidad fiscal, para propósitos propios, como el respaldo de grupos de interés, un concepto bien fundamentado en la escuela del Public Choice.

Daniel J. Mitchell expone sobre ese fenómeno al proponer que la competencia fiscal puede desempeñar un papel crucial. En esta entrada, exploraremos en tres simples argumentos, la relevancia de las jurisdicciones con impuestos bajos (paraísos fiscales) y cómo el mercado puede desincentivar eficientemente comportamientos negativos y/o autodestructivos por parte de los gobiernos. Leer.

  1. Competencia fiscal como freno

La competencia fiscal desempeña un papel fundamental al desincentivar a los políticos de imponer cargas tributarias excesivas y realizar gastos desmesurados. La movilidad de empleo e inversión hacia jurisdicciones con impuestos más bajos sirve como mecanismo regulador, y en este contexto, los paraísos fiscales se erigen como protectores fundamentales de la privacidad financiera. En un entorno donde la corrupción es generalizada, depositar la confianza en la burocracia para salvaguardar la información financiera personal conlleva riesgos significativos. La historia sobre Erdogan destacada por France24 subraya la importancia de mantener opciones de escape para prevenir posibles actos de expropiación o cualquier ataque ilegítimo hacia la propiedad privada

  1. Fuga de capitales de regímenes inestables 

Varios estudios coinciden en señalar que la banca extraterritorial se utiliza de manera más significativa en naciones que enfrentan un riesgo elevado de confiscaciones políticas de la riqueza. La fuga de capitales actúa como un mecanismo de resguardo frente a gobiernos inestables. El argumento ético a favor de los paraísos fiscales se fundamenta en la protección contra la tiranía y la autocracia injusta. La limitación del poder de gobiernos opacos y corruptos obligan la defensa de los ciudadanos contra futuras y previsibles confiscaciones arbitrarias para preservar la libertad y el Estado de Derecho.

  1. Protección contra la codicia gubernamental 

Preservar la seguridad contra confiscaciones arbitrarias resulta imprescindible para incentivar la inversión extranjera y favorecer un entorno con mayor seguridad jurídica y prosperidad. El razonamiento ético no debe circunscribirse únicamente a naciones con gobiernos abiertamente autoritarios; también es relevante para aquellas que, a pesar de ser democráticos, enfrentan amenazas de ruina económica debido a la abierta incompetencia y despilfarro gubernamental. Los individuos tienen el derecho de contar con la capacidad de poder resguardarse contra la extracción indebida e injustificada de su patrimonio.

Las jurisdicciones con impuestos bajos (paraísos fiscales) y la competencia fiscal no solo ofrecen beneficios económicos, sino que también desempeñan un papel importante para asegurar derechos civiles y políticos, además contribuyen en defensa de la libertad individual y la protección de la propiedad privada, la riqueza y el ahorro contra la desenfrenada codicia, corrupción y desmanes gubernamentales.

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