Los mandamientos libertarios 

Recientemente llamó mi atención El artículo “Los Diez Mandamientos y el Orden Social Libertario”, de Hans-Hermann Hoppe, mediante el cual se desarrolla una suerte de relación entre los Diez Mandamientos y el orden social libertario. Leer.

Como sabemos los Diez Mandamientos son un conjunto de normas de carácter éticos y religiosos esenciales en el judaísmo y el cristianismo, considerados divinos para guiar la conducta moral y espiritual del ser humano en su relación con Dios y demás individuos. Están escritos en el libro del Éxodo en la Biblia, según lo cual fueron el entregados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. Los mandamientos se refieren a distintos aspectos de la vida humana y establecen pautas para el respeto a Dios y a los demás. Tales mandamientos han influido en la ética, la moral y las leyes de la cultura y valores de todas las sociedades occidentales, de manera que es indudable que han dejado una profunda huella en su desarrollo histórico.

Estos mandamientos establecen principios fundamentales para una sociedad basada en el respeto a la propiedad, la no agresión y la responsabilidad individual, por lo tanto se podría decir que el modelo occidental de democracia va en contra de la voluntad de Dios porque permite e incluso fomenta acciones que están en violación directa de los mandamientos bíblicos, en contraposición con la sociedad medieval europea, que a pesar de sus defectos, representaba un orden social más cercano al ideal de perfección social que el modelo democrático actual. Al respecto señaló que:

“¿Por qué este trato particularmente desfavorable hacia la Edad Media? Porque, como muchos historiadores, antiguos y contemporáneos, también han advertido, por supuesto, la Edad Media representa un ejemplo histórico a gran escala y duradero de una sociedad sin Estado y como tal representa el polo opuesto al actual orden social estatista. De hecho, la Edad Media, a pesar de sus muchas imperfecciones, puede identificarse como un orden social que agrada a Dios (un gott-gefaellige), mientras que el actual orden estatal democrático, a pesar de sus numerosos logros, permanece en violación constante de los mandamientos de Dios y debe identificarse como un orden satánico. Para responder a la pregunta, entonces, Satán y sus seguidores en la tierra harán evidentemente todo lo posible para hacernos ignorar y olvidar a Dios y menospreciar, mancillar y denigrar todas y cada una de las cosas que muestran Su plan”.

Afirma que el modelo occidental de democracia va en contra de la voluntad de Dios porque contradice y viola los mandamientos bíblicos que prohíben el robo, el asesinato y el deseo de la propiedad de otra persona, sin embargo, las sociedades occidentales con estados democráticos participan en prácticas como la tributación (que se ve como una forma de robo), ir a la guerra (que se ve como una forma de asesinato) y legislar para desear la propiedad de otros (que se ve como una forma de codicia).

Según él, en las sociedades democráticas occidentales, el pecado moral de desear la propiedad de otra persona no solo no está estricta y universalmente prohibido, sino que en realidad se promueve y cultiva hasta el extremo. Con las elecciones democráticas como pieza central de la vida social, las personas son “liberadas” del mandamiento de Dios y son “libres” de desear lo que pertenece a otros.

Recalca, para finalizar, que se ha convencido a todos en estos tiempos que es imposible alcanzar la paz social y el desarrollo sin el Estado, cuando lo cierto es que en la Edad Media “…se mantuvo con éxito la paz sin un Estado y de este modo sin una renuncia abierta a los preceptos bíblicos y libertarios”.

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